Daroca Rizzo Pintor Expresionista

Daroca Rizzo & Biografía

Desde que tengo memoria, la pintura ha sido mi refugio y mi raíz. Me llamo Daroca Rizzo, y soy pintor. Heredé el nombre y el estudio de mi padre, el artista José Daroca (1932–2013), con quien compartí pinceles, paisajes, silencios y colores desde la infancia. Nuestro estudio en Altea, cuna de la inspiración mediterránea, sigue siendo hoy uno de mis santuarios creativos, donde la energía de su obra se entrelaza con la evolución de la mía. Compaginándolo con mi estudio de Calp.

daroca rizzo

No pinto lo que veo, pinto lo que siento.
Daroca Rizzo

Hijo del Arte, Nacido para Crear

Mi vocación artística no nació de una decisión, sino de una conexión profunda con el arte, con la naturaleza, y con la mirada atenta hacia el mundo que mi padre me enseñó desde niño. A su lado aprendí a contemplar la luz que atraviesa las hojas, los tonos cambiantes del cielo, y la belleza de lo cotidiano. Juntos salíamos al campo, a la montaña o al mar, para captar la esencia de cada instante.

Criado en un entorno artístico único, con mi padre mentor e inspiración constante. Crecí entre pigmentos, lienzos y atardeceres al aire libre. A menudo lo acompañaba en sus salidas al campo para capturar las luces y atmósferas de cada estación. Experiencias que me marcaron profundamente el lenguaje artístico.

Daroca Rizzo de la Administración al Arte: Una Elección de Vida

Aunque mi camino profesional comenzó por senderos más convencionales. Con estudios técnicos en gestión administrativa y marketing, y años de trabajo en la administración pública. Hubo un momento clave en mi vida donde el alma pidió algo más: respirar, crear, vivir con autenticidad.

La Decisión que lo Cambió todo

Con mi decisión valiente, deje atrás la seguridad de una vida burocrática para abrazar mi verdadero destino: la pintura. Asi empece una nueva etapa en la que recupere mi ritmo natural y una elección profesional de estilo de vida. Fue un acto de supervivencia emocional.

De la Luz Impresionista a la Intensidad Expresionista

Desde mis inicios, la pintura impresionista fue mi primer lenguaje artístico. Me cautivaban sus pinceladas sueltas, la vibración de la luz, la forma en que los colores se funden en la atmósfera y cómo cada trazo parecía capturar un instante fugaz. Inspirado por maestros como Monet, Renoir o Van Gogh, comencé explorando el paisaje, la figura y la luz natural, siempre con un enfoque en la observación directa y la emoción del momento.

Un estilo en evolución constante

Pero mi inquietud creativa me llevó más allá. Nunca dejé de experimentar con los materiales, buscando nuevas texturas, formas de aplicar la pintura, juegos con la transparencia y la materia. Esta investigación constante me empujó hacia una expresión más introspectiva y emocional: el expresionismo. Un lenguaje más visceral, más libre, donde el color no describe, sino que sugiere, impacta, grita o susurra.

Una evolución artística entre la emoción, la materia y la luz

Tanto en mis obras figurativas como en las abstractas, el gesto cobra protagonismo. Cada trazo se convierte en una huella del alma. Mi pintura es, ante todo, un proceso íntimo y profundo, donde canalizo emociones, estados de ánimo, y experiencias personales.

Mi obra actual es un cruce entre lo sensible y lo espiritual, entre la materia y la emoción, entre la tierra y la luz.

daroca Rizzo

Pintar atmósferas: la emoción del instante capturado en color

En esta evolución también ha surgido un elemento distintivo: la incorporación de pan de oro y pan de plata en mis composiciones. Me atrae su cualidad de luz suspendida, su capacidad para crear atmósferas etéreas o sagradas, para sugerir el paso del tiempo o lo eterno. Estos materiales, lejos de ser ornamento, se integran en la obra como parte del lenguaje plástico, creando contrastes, reflejos y texturas únicas.

Un arte con raíces y alas

En la actualidad, compagino mi labor artística en el estudio de José Daroca de Altea con la dirección de Pepe Davent, mi taller de enmarcación y arte, donde conviven tradición, diseño y creatividad. Allí no solo doy vida a mis obras, sino que también asesoro, enmarco y colaboro con otros artistas, manteniendo vivo el legado de la pintura como oficio y forma de vida.

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